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Crear Músculo Ciudadano

Quizá las tres frases más repetidas en las fiestas de año nuevo, a la hora de hacer los famosos propósitos, son: “Voy a cuidar mi salud”, “Voy a hacer ejercicio”, “Voy a comer mejor”, y otras muy parecidas. Podría apostar que casi todos las hemos dicho. Para febrero, la mayoría empieza a fallar, y para la semana santa, los propósitos han sido guardados en el cajón. Según James Clear, autor del best seller internacional “Hábitos Atómicos”, no se trata de falta de ganas, ni de falta de voluntad o carácter, se trata de la incapacidad para convertir estas promesas en hábitos, en acciones que hacemos todos los días, incluso de manera inconsciente, porque algo más poderoso que la simple fuerza de voluntad, o la obligación, nos mueven a hacerlo.

En el libro, que leí en unos cuantos días por fácil y práctico, Clear propone una fórmula muy sencilla que consta de 4 leyes para que algo se convierta en un hábito, o para evitar que los malos hábitos surjan y se arraiguen.

La fórmula es: primera ley, hazlo obvio; segunda ley, hazlo atractivo; tercera ley, hazlo fácil; cuarta ley, hazlo satisfactorio. La fórmula contraria para dejar los malos hábitos es igual de simple: aleja el estímulo de tu vida diaria (hazlo poco obvio), hazlo poco atractivo y hasta desagradable, hazlo difícil, y haz que sea muy poco satisfactorio o hasta doloroso. Así, para crear el hábito de cuidar la salud, es mala idea imponerse metas absurdas, como bajar “X” kilos como obligación, comer sólo quinoa y kale con agua simple tibia todos los días, y hacerlo 17 veces al día, hasta bajar de peso.

La propuesta del Clear es ir creando el hábito, poco a poco, con acciones concretas que sigan las 4 leyes. Primero, hacer obvio el impulso, y parte normal del día el motivo, es decir, crear el entorno adecuado para que sea algo que requiere poca energía mental y simplemente se topa contigo, como tener comida rica y saludable a la mano, y no tener, o no tener a la mano, comida poco saludable. Segundo, hacerlo atractivo, quitarle el sentido de obligación y trabajo, como hacer que la comida sea un momento agradable que compartes con personas que te hacen pasar un buen rato, y que comparten tu intención de ser más saludable, en lugar de una tarea que tienes que cumplir tú solo para bajar de peso. Tercero, busca recetas sencillas y formas fáciles para tener la comida a la mano, para que no tome 3 horas preparar una cena saludable. Cuarto, utiliza metas y criterios más inteligentes y satisfactorios para medir el avance, para que te cause placer cada pequeño logro. Eso evitará que sufras todo el proceso, y sólo obtengas un instante de satisfacción al subir, meses después, a la báscula, y ver que bajaste los kilos que querías, sólo para regresar a los hábitos de antes, y con ellos, a los kilos de antes.

Y “¿qué carajos tiene eso que ver con la ciudadanía?” te estarás preguntando en este momento. Ahí te va. Leyendo el libro de James Clear se me ocurrió que nos pasa algo muy similar a los propósitos de año nuevo, a los millones de mexicanos que estamos hasta la madre de este gobierno y que queremos hacer algo. Hacemos propósitos como “ganarle a Morena” o “desterrar el populismo para siempre” o “crear una coalición que gane en 2024”, pero no hacemos absolutamente nada en el día a día para ejercitar ese músculo ciudadano que nos permita llegar a esas metas, el año que entra.

Y, creo, que las 4 leyes de James Clear nos pueden ayudar. ¿Queremos llegar al 2024 llenos de energía, organización, unidad de propósitos y motivos para correrlos del poder? Vamos una ley a la vez. Primero, tenemos que hacer de la responsabilidad ciudadana algo obvio, parte de nuestro día a día, una actividad que está incorporada en nuestra rutina cotidiana. Es decir, tener a la mano y de forma sencilla la información de lo que está sucediendo, leerla y analizarla de forma cotidiana, para después estar en los espacios que te permiten participar en las discusiones y en las soluciones, y te dan formas concretas de colaborar. Segundo, tenemos que hacerlo divertido y eficaz, que no parezca una mas de nuestras obligaciones, sino una actividad que me enriquece y me llena de energía, porque además me permite conocer a personas que piensan como tú. Tercero, tenemos que hacerlo fácil, es decir, que no me robe la mitad del día ni me distraiga de otras responsabilidades que no puedo dejar a un lado. Cuarto, tenemos que hacer que nos llene de placer la simple tarea de formarse como ciudadano, la convivencia con otros que también quieren mejorar a México, el servicio a mi país, el sentir la energía de otros como en las marchas del 13 de noviembre, del 26 de febrero o del 8 de marzo.

Y así, poco a poco, con acciones concretas, siguiendo estas 4 leyes, resulta que la CIUDADANÍA, con mayúsculas, se nos convierte en un hábito que ya no podemos dejar a un lado, y que, poco a poco, hará que entre millones de mexicanas y mexicanos preparemos el camino para un gran cambio de régimen en 2024. Es decir, la idea es formar el hábito de ciudadanía, para que votar en 2024 sea sólo el paso obvio, atractivo, fácil y satisfactorio que transforma México. ¿Cómo ves? ¿Suena razonable? Eso quiero que sea Factor Kaiser para ti, una herramienta para crear ese músculo, para desarrollar ese hábito ¿Me ayudas?

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