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El vendedor de desesperanza

El único “logro” de López en cuatro años y medio al frente del gobierno es su campaña masiva de desesperanza. Esa sí ha sido muy eficaz y exitosa.

Como gobierno no logró, ni logrará, nada de lo que prometió. Su gobierno, tan esperado por millones, fue un rotundo fracaso, y él ya lo sabe. Ni bajó la pobreza, ni bajó la violencia, ni bajó la inseguridad, ni acabó con la corrupción, ni creó mejores servicios de salud para todos, ni mejoró la educación, ni mejoró el ejercicio de los derechos humanos y libertades de los mexicanos, es decir, nada de lo que prometió vehementemente durante dos décadas de campaña continua. No hubo transformación, ni el bienestar prometido.

Sabe también que, en el año que le queda en el poder, ya nada nuevo puede hacer para lograr lo que prometió. Su gestión de gobierno, como tal, se acabó. Y se acabó por decisión propia. Él mismo adelantó la sucesión en su partido, y así, hoy, todo lo que decide y hace, gira en torno a quién cree él que lo puede suceder.

No hay planes de emergencia para rescatar sus fallidas políticas públicas. Impone, a través del pillaje legislativo, parches inútiles a sus peores fracasos, como el del INSABI o el del CONACYT.

Sus tres obras públicas emblema son un fracaso porque duplicaron y hasta pueden triplicar las proyecciones económicas iniciales, y que, por eso, serán por años mucho más costosas que el beneficio que podrían traer. Un fracaso en rentabilidad social pues. Inauguró sin acabar un fracasado aeromuerto, inauguró un cascarón de tubos que llamó refinería, e inaugurará incompleto, un tren que destruye la selva y todo presupuesto que le asignan. En los tres casos, fiestas ridículas en las que sólo aplaude su porra y él hace como que se llena de orgullo.

Su gobierno está plagado de corrupción porque privilegió, desde el principio, la lealtad ciega sobre la capacidad, sobre la experiencia, sobre la técnica, sobre la transparencia y la rendición de cuentas, y así, le dejó las manos libres a miles de funcionarios que entregaron su lealtad a cambio de quedarse con parte del botín. Y, por si esto fuera poco, sus hijos le provocaron los peores ridículos del sexenio, porque fueron sorprendidos en múltiples actos de corrupción, abuso de poder y tráfico de influencia, que acabaron con el discurso de “otros podrán ser corruptos, pero yo no”.

Y, aún así, con todo este fracaso monumental a espaldas, tiene convencidos a millones de mexicanos que su partido es imbatible. Se burla todos los días de la oposición y maneja la sucesión al interior de su partido como si estuviera escogiendo a la próxima presidenta de la República. Y millones se la compran. Millones se la creen.

En las elecciones de 2021, sin campañas presenciales porque estábamos en plena pandemia, perdió la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y la mitad de su amado bastión, la CDMX. En 2022 gastó miles de millones en la revocación de mandato, miles de millones, y sólo logró movilizar a los suyos, con todas las tranzas que pudo. Y con todo esto, hay quien piensa que la maquinaria electoral de Morena es imbatible.

Dije al principio de este texto que la campaña de desesperanza es su único “logro” de gobierno porque la predicción de volver a ganar en 2024 no la escucho de su porra, la escucho de los más férreos opositores y hasta odiadores del presidente y de su partido. Millones de personas que no quieren a Morena en el poder pero no creen que se le pueda ganar. Repiten inconscientes frases dictadas por López como “no hay oposición”, “la oposición es un desastre”, “no hay liderazgo” y otras peores como “ojalá por lo menos que sea Ebrard”, en el colmo del derrotismo.

A pesar de que vienen los peores meses de todo el sexenio para López, hay quienes creen que las “encuestas” de popularidad de López y aquellas que preguntan sobre las elecciones del 2024 tienen algún valor predictor.

Todos los días se para en su púlpito mañanero y hace tres cosas: intenta dividir al país en dos, ataca a cualquier crítico para espantar a todo aqauel que lo enfrente, y se burla de las posibilidades de la oposición para dar la batalla este año y el que viene. Hoy, es para lo único que utiliza su mañanera, para la sucesión, en estos tres sentidos.

Me gustaría con este texto que lo veas, que te des cuenta si has sido víctima de esta campaña de desesperanza, que veas claramente lo que el presidente quiere provocar en ti. Si eres de los que cree que ya nada se puede hacer de aquí al 24, que todo está perdido, entonces eres víctima de esta campaña multimillonaria, que se ayuda de medios pagados con tus impuestos, decenas de plumas y comunicadores, y miles de mensajes diarios en diferentes plataformas en este sentido.

Es momento de despertar. El juego está abierto. “Hay tiro Carlitos” como dice Julio César Chávez en las transmisiones de box, cuando la pelea se vuelve competida. Si pierdes la esperanza ganó López. Si dejas de luchar ganó el populismo. Si dejas de creer el país quedará en manos del crimen organizado.

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