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La buena noticia es que ya despertamos

Cuando Paco Calderón y yo nos juntamos, por primera vez, para platicar de lo que sería nuestro libro “Lo que diga tu dedito”, por lo menos yo, no podía imaginar todas las emociones y satisfacciones que me iba a provocar. Ha sido un viaje fantástico, que creo, apenas empieza.

Después de dos increíbles presentaciones, con personas entrañables, tanto en los paneles de presentación, como en el público, parecía que habíamos vivido lo mejor que este libro nos podía traer. En una de las presentaciones, apenas con algunas semanas a la venta, Penguin, nuestra querida casa editorial, nos avisaba que la primera impresión se había agotado, y que ya estaba en las máquinas la primera reimpresión. “Está volando” nos dijeron. Muy emocionante.

Vino la tercera presentación. Nuestros amigos del Club de Industriales nos avisaron que más de 200 personas habían confirmado, y eso que no nos dejaron anunciarla al público en general. La cita era a las 19:00, pero llegué a las 18:20 para platicar con Paco de un nuevo libro que ya se cocina. No pudimos platicar. Desde esa hora salían emocionados del elevador un invitado tras otro, que compraban un ejemplar del libro, y de inmediato llegaban con Paco y conmigo, que estábamos cerca de la entrada, en un enorme baúl, firmando libros de personas que nos llenaban de los más emocionantes y cálidos elogios. Era difícil concentrarse en las dedicatorias, que ambos queríamos escribir con sentimiento y sinceridad, para cada uno.

De pronto empezaron a aparecer caras muy conocidas para todos: líderes empresariales del más alto nivel, líderes de la sociedad civil organizada, posibles futuros presidentes y jefes de gobierno, figuras públicas y líderes de organizaciones juveniles. Todos nos saludaban con frases que coincidían en esto que voy a parafrasear: “Gracias por levantar la voz, gracias por este libro, no le paren”. Muy emocionante.

El Lobby del Club de Industriales estaba lleno, hubo que traer más sillas y varios vieron la presentación de pie.

Nuestros generosos panelistas llegaron muy puntuales. Ellos eran en gran parte responsables del gran éxito de la convocatoria. Figuras con trayectoria propia, que todo mundo quiere escuchar.

Ya sentados en el escenario, era imposible contener mi emoción y mi sonrisa al ver el lugar lleno de caras ansiosas por escuchar algo que los moviera a creer en el futuro de su país. No se decepcionaron.

Empezó Pamela Cerdeira, una gran voz a favor de la diversidad y de ese feminismo moderno que pide piso parejo. “Esta es una caja de soluciones” dijo sobre nuestro libro, y luego remató: “A este México le urge escuchar cómo podemos estar, cuál es el país con el que queremos soñar, ya sabemos cuál no queremos ser, pero ¿cuál sí? Y aquí está, en cada uno de los conceptos, incluidas las responsabilidades ciudadanas”

Después vino Federico Reyes Heroles, una columna vertebral de la intelectualidad mexicana de las últimas décadas: “(El libro) Es un recordatorio de los derechos, pero también de nuestras obligaciones, de lo que implica el voto, de cómo se debe respetar el voto, de cómo debe ser la relación entre los distintos poderes ¿suena elemental no? Pues si, suena elemental, y es muy útil recordarlo”.

Después le tocó la palabra al más aplaudido y vitoreado de la noche, y con justa razón, porque en los últimos años a Lorenzo Córdoba le tocó defender a nuestro INE, con gran valentía e inteligencia, de un tirano que los quiso destruir, y la mayoría de México se lo reconoce. “Aquí está LO QUE DIGA TU DEDITO como un buen recordatorio de lo que debemos defender, y lo que, si no defendemos, podemos perder” dijo. Luego remató: “Hoy, los riesgos de las democracias vienen de quienes han sido los principales beneficiarios de las democracias. Nos pasamos tres décadas o más, construyendo una escalera cada vez más fuerte, cada vez más ancha, cada vez más sólida, para que quien tuviera los votos pudiera llegar al primer piso. Hoy los riesgos de la democracia vienen de quienes han llegado al primer piso (gracias a esa democracia), y quieren tirar esa escalera una vez que están arriba”. Brutal y contundente.

Paco Calderón, uno de los mejores moneros de la historia de México, y mi querido y admirado coautor, dijo: “Una que yo detesto es cuando me dicen, “los gringos no van a permitir eso” Perdón, les digo ¿en qué país vives? En 200 años de vida independiente de México han permitido de todo”. Luego remató: “Si nosotros los mexicanos no estamos dispuestos a hacer algo por México, no esperes que nadie más lo haga”.

Y ese fue justo el remate que todos los presentes necesitaban, porque lo más emocionante para mí fueron las reacciones, abrazos, pequeñas charlas y compromisos posteriores. Durante más de una hora se acercaron la mayoría de los presentes con una sonrisa en la boca y tres frases se repitieron una y otra vez: “Ya tenemos que despertar”; “tenemos que hacer que otros despierten”; “Vamos a recuperar a este país que es de todos”.

Yo salí tan emocionado que no pude dormir. Literal. En mi mente y en mi corazón se sentía con claridad el hecho de que algo muy importante está pasando: Ya despertamos, estamos listos a dar la batalla, conocemos la dificultad, y no les vamos a entregar este hermoso país que es de todos.

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